Entonces, desocupan a los trabajadores que tienen para no pagar la hora a como la estaban pagando, y voy a llevar gente nueva que no haya ido a trabajar en la agricultura; eso es lo que se me dijo. Como no se les cobra la llevada, se les va a pagar menos de la mitad de lo que se pagaba, y como acá en México sube el dólar; puesto que se van a trabajar, en tanto que valdrá más el dinero aquí. Los empresarios agrarios únicamente reclutan mano de obra joven y sana.
Cuando a un pollero de Hidalgo se le preguntó a quiénes llevaba a U.S.A., este respondió: «sólo de comunidades rurales, es un requisito fundamental». Las instrucciones que dan los empleadores estadounidenses a los polleros tamaulipecos es que recluten personas depauperadas, residentes en áreas remotas, ya que estos trabajadores son más eficientes y menos problemáticos. Como señalaba un pollero de Guémez: «Busco en primer lugar en los ejidos de acá, de Tamaulipas, que sean de ranchos y de entre más lejos y pobres estén, mejor; de esta manera trabajan más». A resultas de la crisis económica, ciertos jornaleros indocumentados tamaulipecos que retornaron a casa a fines del año dos mil ocho señalaban que los sueldos del campo habían comenzado a reducir.
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